La práctica del andinismo no es solo un ejercicio, es un deporte que brinda libre esparcimiento, a la vez que forja en quien lo experimenta, su templanza, decisión y máxima responsabilidad, para ser dueños de sus actos, enseñando a reconocer y respetar sus propios límites. Sumado a la insuperable posibilidad de disfrutar de esta primitiva actividad en un ambiente puro, situado en el medio de extraordinarios paisajes.
El terreno de juego, la montaña, es un ámbito de gran exigencia, donde la sanciones que aplica la naturaleza son ineludibles. Transgredir los propios límites no solo atañe graves consecuencias, inclusive puede poner en juego la vida propia y arriesgar la de quien nos acompaña.
Casi todas las variables de este juego son previsibles, dependiendo del grado de experiencia, sentido común e inteligencia de quien lo practica. Pero tenemos situaciones que no son previsibles, pero si son manejables, al contar con un buena técnica, experiencia suficiente y equipamiento adecuado. Todo esto, acompañando siempre de un correcto entrenamiento y un acabado conocimientos en el tema.
Tampoco debemos olvidar, la existencia de eventos que son previsibles pero no son manejables, como el clima (tormentas, aludes, accidentes, etc.), donde la experiencia y el conocimiento, son las armas válidas para evitarlos y buscar resguardo a tiempo.
Así podemos afirmar que el estar en el lugar correcto, en el momento preciso, con el equipo adecuado y con el compañero apropiado, es un indicador que las cosas se han hecho bien, usando la inteligencia y la experiencia propia o adquirida a través del conocimiento. Recuerde que en la montaña usted esta solo, ante su propia iniciativa, donde pasa a ser ineludiblemente, el artífice de su destino.
Nunca transgreda sus limites, sea responsable en libertad
Dc. Sergio Saracco