El Aconcagua… El Centinela de Piedra… En sus pendientes inhumadas, donde el hielo y el viento son soberanos, suelen tocarse los extremos: el principio y el final de un camino; el éxito y el fracaso; la vida y la muerte.
Mítica mole que eleva su cima hacia los astros, mientras su sombra se proyecta desde el desierto hasta el océano. Escenario de historias poco comunes, de grandes gestos de coraje y heroísmo. También debelador de vanidades y temores. En ese ambiente exigente el hombre se muestra tal cual es, no hay lugar para la mentira.
¿Hasta dónde es válido arriesgar la vida para alcanzar su cima?
La respuesta cabe solamente allí arriba. nadie, apoltronado en la tibieza de una vida timorata, puede juzgar a aquel que hace derroche de su propia vitalidad. El montañismo de altura implica serios riesgos y quien decide practicarlo debe ser absolutamente y exclusivamente responsable de sus actos.
Actualmente el montañismo es un juego. Un juego de fantasía y poder donde convergen técnica, capacidad física, experiencia, ética y determinación. Las montañas como objetivos alpinisticos solamente existen en la imaginación del hombre, en su fantasía. Se concibe la ascensión como si fuera un problema y se busca una solución lúdica para el mismo. El juego consiste en superar limpiamente las mayores dificultades con el auxilio de los mínimos medios tecnológicos posibles con el más alto grado de destreza, entrenamiento y audacia. El montañismo como medio para que el ser humano crezca. No se debe luchar contra la naturaleza, sino adaptarse a ella, comprenderla, respetar su ritmo y tratar de asimilar el poder que contiene. Solamente así se seguirán logrando bellas soluciones para los «grandes problemas» del montañismo. Y solamente mediante esta visión del juego, quien lo juegue limpiamente, tendrá acceso a dimensiones insospechadas del propio ser y del mundo todo.
El Aconcagua es la montaña más alta del Continente Americano, esta es una de las razones por las cuales es conocido mundialmente. Aunque su fama se debe principalmente a sus grandes atractivos alpinisticos. Según dicen algunos expertos montañeros internacionales, que han escalado en el Himalaya, los casi siete mil metros del Aconcagua representan psicológica y fisiológicamente varias centenas de metros más. Este fenómeno se debe a razones conocidas y a otras desconocidas aun. En el Himalaya hay vegetación hasta 5.000 metros, en la cordillera de los Andes Centrales solamente hasta los 3.500 – 4.000 metros. La humedad relativa ambiente es muy escasa y el espesor de las capas de la atmósfera, en esta zona del globo terráqueo, tiene particularidades que determinan estos efectos.
Estos factores sumados a las grandes distancias deshabitadas, al aspecto desértico general y al aislamiento de todo auxilio, tienen sin duda, importantes consecuencias sobre el ser humano. Todo esto contribuye a que el Aconcagua sea un apropiado terreno de medida y preparación para acceder posteriormente a montañas superiores a 8.000 metros, constituyendo un excelente escenario de juego, donde el alpinista puede encontrarse completamente a gusto y colmar muchas de sus más grandes ambiciones deportivas.
Tanto el filo Este, el «Glaciar de Los Polacos», como el filo Sur-Oeste, presentan condiciones apropiadas para que los visitantes desplieguen sus capacidades en varios niveles de exigencia, como asimismo la faz Oeste. La vertiente Nor-Oeste de la montaña, por donde transcurre la vía normal, sin dificultades técnicas, permiten el ascensionismo deportivo de altura y también es apta para la práctica del ascensionismo recreativo. Faceta esta última aconsejada únicamente, bajo la dirección de guías y para individuos de excelente condición física, convenientemente equipados.
Respecto de la faz Sur, su ambiente desolado y severo, la mala calidad de la roca, los constantes peligros de aludes de seracs y nieve, las caídas de piedras, el gran desnivel, la importante altura sobre el nivel del mar, la amenaza de bruscos cambios climáticos, más el aislamiento verdaderamente total, son los factores que le confieren su condición de «salvaje».
Desde el punto de vista técnico, la pared presenta lodo tipo de dificultades en hielo, nieve y roca. Y quien afronta la ascensión debe poseer una buena técnica de escalada, gran estado físico, considerable experiencia y, fundamentalmente mucho entusiasmo y perseverancia.
En esta inmensa montaña es posible realizar alpinismo de alto nivel, interrelacionado con una gran dosis de aventura, El «Centinela de Piedra», hierática pirámide para los Inca siglos atrás, aun atesora misterios y su magnífica silueta atrapa los sueños de muchos alpinistas.